Por: Laura Berger
¿Sientes que los malos hábitos y los patrones de pensamiento negativos te frenan en el trabajo? La buena noticia es que puedes eliminarlos activando el botón de borrado de tu cerebro. Gracias a la neuroplasticidad, puedes recablear tu cerebro cambiando tu comportamiento, tu forma de pensar y tus emociones. Esto significa que nadie está condenado a ser un maniático del control, a evitar los conflictos o a escuchar mal. Por el contrario, todos tenemos el poder de reprogramar nuestra forma de dirigir y solucionar los problemas con concentración, compromiso y autocompasión.
Pero, primero debes reconocer e identificar los pensamientos no deseados vinculados a tus comportamientos negativos y, cuando aparezcan, recordarte a ti mismo que son mensajes falsos enviados por tu cerebro. Como cualquier otra habilidad que necesite desarrollarse, pueden mejorarse cuando se toman medidas prácticas para adoptar comportamientos y patrones positivos.
He aquí algunas de esas medidas prácticas, junto con las opiniones de algunos de mis clientes, en sus propias palabras, y sugerencias para alcanzar su pleno potencial:
- Ser menos controlador. Si exiges resultados perfectos y crees que tu forma de hacer las cosas es la única, es hora de que empieces a soltar lastre. Esta mentalidad no sólo aumenta tu carga de trabajo (¡hola, estrés!), sino que también perjudica las relaciones con los compañeros y, en última instancia, puede entorpecer el éxito de tu organización. Irónicamente, cuanto más renuncies a la necesidad de controlar, más en control te sentirás (¡adiós, estrés!). Como lo describió un cliente en una sesión de coaching:
"Cuanto más renuncio al control, más control tengo, porque cuando lo hago estoy más sereno, y en la serenidad es donde reside mi mayor poder e influencia. Cuando estoy en esa zona, sé que lo que digo tiene sentido, es relevante y es lo correcto para lo que estoy tratando. Si no estoy en esa zona, lo que digo y cómo me comporto es probablemente de forma más reactiva o impulsiva...".
Empieza por retarte a ti mismo a renunciar a tu necesidad de perfección, recordando que la regla 80/20 no sólo se aplica a lo que hace tu organización, sino también a lo que haces tú. Al relajar tus estándares en ciertas cosas, te abrirás a formas alternativas de hacer las cosas y probablemente aprenderás algo en el proceso: todos salimos ganando.
- Mejorar la escucha. Escuchar bien es fundamental para una comunicación eficaz, que fomente un alto rendimiento, relaciones sólidas y un mayor compromiso de los empleados. Saber escuchar requiere una práctica proactiva en conversaciones y reuniones. Así que, la próxima vez que una situación requiera su atención, mantenga el contacto visual con el interlocutor. Mientras escuchas sus argumentos, permanece atento y con la mente abierta, ya que los juicios desvían la atención. No interrumpa, espere una pausa para hacer preguntas aclaratorias. Comparte tus comentarios reflejando los sentimientos y el comportamiento del orador. De este modo, los interlocutores sabrán que han sido escuchados y que sus opiniones son valoradas.
- Aceptar el conflicto. Demasiados de nosotros permitimos que nuestro ego nuble nuestro juicio en los conflictos laborales. Y todos sabemos que huir de los problemas en el lugar de trabajo no hace sino agravar situaciones ya de por sí indeseables. En su libro Los cuatro acuerdos: Guía práctica para la libertad personal, Don Miguel Ruiz afirma la importancia de no tomarse nada personalmente. En lugar de eso, respeta las opiniones subjetivas de los demás, dándote cuenta de que sus puntos de vista no nos definen necesariamente con exactitud. Para crear una separación efectiva entre el conflicto y uno mismo, adopta la creencia: "No se trata de mí". Como lo describió un cliente en una sesión de coaching:
"No se trata de mí. No se trata sólo de mí. Tengo un equipo... Se está produciendo un cambio de mentalidad, y quiero aprovecharlo al máximo. La única manera de que eso suceda es que yo me haga cargo y deje de sentir que las cosas me están sucediendo a mí. No va a ser perfecto y no pasa nada... Hay límites para estresarme por lo que digan o comenten los demás. Cada vez controlo más mi día a día y mis interacciones y no temo las consecuencias de mi jefe. Son mis decisiones, y se trata de tomarlas de una manera que honre mis necesidades".
Con esta mentalidad, te darás cuenta rápidamente de lo racional, asertivo y positivo que puedes ser durante la confrontación. Así que, la próxima vez que el conflicto llame a tu puerta, deja tu ego a un lado y permite que el crecimiento y el aprendizaje tomen vuelo.
- Ten confianza. No malgastes tus ciclos cerebrales en mensajes falsos que sólo rebajan tu confianza. En lugar de eso, sustituye la percepción negativa de ti mismo por una positiva y céntrate en las habilidades que tienes. Si te dices constantemente: "No merezco un ascenso", cambia esta creencia haciendo una lista del trabajo que realizas cada día y que te cualifica para un ascenso o un aumento de sueldo. Esto culminará en lo que yo llamo un currículum de ascensos que estará listo para entregar a tus superiores en el momento de la revisión anual. Si sigues pensando que no te lo mereces, piensa con originalidad y pregunta a tu jefe si puedes asumir nuevos proyectos.
Un dicho atribuido a Thomas Edison dice: "Nuestra mayor debilidad consiste en rendirnos. La forma más segura de tener éxito es intentarlo una vez más". Para crear un cambio duradero en ti mismo y no mirar atrás, mantente optimista. Entusiásmate pensando en la fuerza que sentirás cuando consigas actuar de forma más positiva y constructiva.
Este artículo apareció originalmente en www.forbes.com

Presentada en ABC News, CNBC, Yahoo Finance, Redbook, Self y Miami Herald, Laura Berger es coach ejecutiva certificada y cofundadora del Grupo Berdeo. Entre sus clientes figuran directivos de JP Morgan Chase, The Walt Disney World Company, Financial Solutions Advisory Group y Big Brothers Big Sisters. Es coautora de dos libros: Fall in Love Again Every Day y Radical Sabbatical.