por Stacy Francis, CFP®, CDFA
Con Sexo en Nueva York: La película llega a los cines y todo el mundo se muere por ver a Carrie vestida de novia, me he dado cuenta de otra razón por la que me encanta la planificación financiera. ¿Preparados?
Una de las mejores cosas de la inversión es que no se parece en nada al amor: no hay necesidad de elegir sólo a uno. Casarse con un valor y aferrarse a él pase lo que pase es, en el mejor de los casos, nefasto y, en el peor, desastroso. El mundo cambia constantemente y, en consecuencia, también lo hacen las perspectivas del mercado, así como la situación futura y actual de los sectores y las empresas concretas. Jugar sobre el terreno no sólo está aceptado, sino que es aconsejable, y el inversor avispado puede - si pierde la razón por la que empezó la aventura - deshacerse de una acción o un fondo en un instante sin rastro de arrepentimiento. ¿Y por qué no? No hay bienes comunes, ni hijos, ni casas por las que luchar. No es algo personal, son sólo negocios. Sin embargo, pocas personas pierden dinero tan rápido como las "putas inversoras", que cambian sus carteras a diario en función de su estado de ánimo, abandonando los valores que ya no les gustan en los mercados bajistas y persiguiendo desesperadamente los que admiran los demás.
Así que, mientras la mayoría de nosotros nos pasamos al menos los años de juventud buscando a esa única persona que nos haga la vida completa, con valores, no dude en reunirse todo un harén. Mientras las quieras a todas y tengas buenas razones para incorporarlas a tu vida, tener varias no sólo es socialmente aceptable, sino que la mayoría de los expertos lo recomiendan.